Ciertamente todos resucitaremos, pero no todos seremos transformados. [3] Esta es la lectura de la Vulgata latina y de algunos manuscritos griegos, y el sentido es que todos los buenos y los malos se levantarán, pero solo los elegidos para el feliz cambio o un cuerpo glorificado. La lectura en la mayoría de las copias griegas en la actualidad es, no todos dormiremos, (es decir, moriremos) si todos cambiaremos: así lea también San Juan Crisóstomo: y San Juan Crisóstomo.

Jerónimo lo encontró en muchos manuscritos de los cuales los buzos, especialmente de los intérpretes griegos, pensaron que los que se encontraran viviendo en el día del juicio no debían morir, sino que los cuerpos de los elegidos (de los cuales habla San Pablo aquí) debían ser cambiado a un feliz estado de inmortalidad. Esta opinión, si no merece ser censurada, es al menos contra la creencia común de los fieles, quienes la consideran seguros de que todos morirán antes de ser juzgados. Algunos exponen el griego sólo para significar que no todos dormirán, es decir, no permanecerán por ningún tiempo en la tumba, como están acostumbrados a hacer otros que mueren. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

Omnes quidem resurgemus, sed non omnes immutabimur; y así tienen algunos manuscritos griegos, griego: pantes anastesomen, pero en la mayoría de las copias griegas encontramos, griego: pantes men ou koimethesometha, pantes de allagesometha. Ver San Jerónimo (Ep. Ad Minervium Alexandrium, tom. Iv. P. 207. et seq. Ed. Ben.) Donde da en general las diferentes opiniones y lecturas. Véase también su Epist. a Marcella, (tom. iv. p. 166) donde dice: Deprehensi in corpore in iisdem corporibus occurent ci (Christo).

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