El que ama a su esposa, se ama a sí mismo. San Pablo quisiera tener este amor como el que un hombre tiene por sí mismo o por su propia carne, cuando ahora están unidos en matrimonio, y son como una sola carne y una sola persona, como vida civil y sociedad. Ver Mateo xix. 5. La esposa debe ser considerada como parte del marido, como miembro de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Las palabras deben tomarse con una alusión a lo que dijo Adán (Génesis ii.

23.) Esto es ahora hueso de mis huesos, etc. Y así, según el apóstol, hablando en sentido figurado, la Iglesia, que es la esposa de Cristo, está formada por así decirlo de sus huesos y de su carne sacrificada en la cruz. (Witham)

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