Recíbelo ahora no como un siervo, sino también como un hermano muy querido, especialmente para mí. No puedo decir, cuánto más querido incluso para ti, tanto en la carne, habiendo sido un gentil como tú lo eras, y habiendo sido también un siervo en tu familia. Y en segundo lugar, ahora debe ser querido para ti en nuestro Señor, el que fue tu siervo, estando ahora unido a ti por la misma fe y por una unión de caridad. Ver Estius. (Witham)

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