Hoy dia. La duración de la vida presente puede considerarse como un día, que Dios destina a la prueba de nuestra fe y obediencia; debemos, por tanto, trabajar duro durante el corto tiempo de la actualidad, para que podamos vivir y reinar con Dios por toda la eternidad. No podemos albergar con demasiada frecuencia esta verdad en nuestro corazón, si deseamos enderezar nuestras vidas según el Evangelio. El corazón del hombre se endurece insensiblemente a las verdades cristianas cuando no se ataca con valentía su corrupción natural.

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