No subas a Jerusalén. San Pablo dice en el capítulo anterior que fue presionado por el Espíritu Santo para ir a Jerusalén; ¿Y estos profetas le aconsejan ahora que se mantenga alejado y desobedezca la inspiración? No: su disuasión no fue el efecto de la inspiración, sino la expresión de su ternura y cariño por él, lo que les hizo temer lo que veían que iba a soportar. (Denis el Cartujo) --- De ahí que S.

Paul hizo caso omiso de sus súplicas, así como de los peligros inminentes que por todas partes lo miraban a la cara. Vea su heroica respuesta a las súplicas de los fieles de Cesarea y su aquiescencia final: "Hágase la voluntad del Señor". (a continuación, ver.14)

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