Lavado. Esta costumbre de lavar a los muertos se observó entre los griegos, romanos, hebreos y la mayoría de las demás naciones. Todavía se practica en los monasterios y anteriormente se observaba con mucha ceremonia. San Juan Crisóstomo observa que el cuerpo de nuestro Salvador fue lavado y embalsamado. La misma costumbre se menciona en Homero y Virgilio: Corpusque lavant frigentis, et ungunt. --- Y otra vez,

Fecha, vulnerabilidad lymphis abluam. --- \ 'c6neid. iv.

--- Tertuliano, en su Apología, testifica que los cristianos realizaban ese oficio a los muertos. Fue una prueba de su respeto por la imagen de Dios impresa en su criatura, y por el carácter cristiano que estas personas han tenido durante sus vidas. Asimismo, era una señal de la confianza que tenían en una futura resurrección.

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