¡Oh, Lucifer! ¡Oh estrella del día! Todo esto, según la carta, lo dice el rey de Babilonia. También se puede aplicar, en un sentido espiritual, a Lucifer, el príncipe de los demonios, quien fue creado como un ángel brillante, pero cayó por orgullo y rebelión contra Dios. (Challoner) (Lucas x. 18.) (Calmet) --- Cayó de orgullo, como lo hizo Nabucodonosor. (Worthington) --- Homero (Ilíada xix.) Representa al demonio de la discordia arrojado por Júpiter a la miserable región de los mortales.

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