Confía en ellos. Los Padres generalmente entienden estas palabras, para ellos, para referirse a los que creyeron en él, mencionados en el versículo anterior. Aunque creían en él, él no se confiaba a ellos, porque los conocía. Conocía sus debilidades, su inconstancia, su inestabilidad. Sabía que lo abandonarían a la primera; y que su pasión, su cruz, sus doctrinas, serían motivo de escándalo.

San Agustín compara a estos primeros creyentes con los catecúmenos. Creen en Cristo, confiesan su nombre y se firman la frente con su cruz, pero Jesucristo no se confía a ellos; no les confía el conocimiento de sus misterios; no les revela los secretos de su religión. (Calmet) --- A los catecúmenos no se les permitió estar presentes en los santos misterios del sacrificio de la misa, sino que salieron tras la instrucción del evangelio; de ahí que la primera parte de la misa se llamara con frecuencia la misa de los catecúmenos.

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