Y algunos ciertamente reprenden, siendo juzgados. Les da otra instrucción para practicar la caridad al esforzarse por convertir a su prójimo, donde se encontrarán con tres clases de personas. 1. En el caso de personas obstinadas en sus errores y pecados, se puede decir que ya han sido juzgadas y condenadas, que deben ser severamente reprendidas, reprendidas y, si es posible, convencidas de sus errores. 2. En cuanto a los demás, debes esforzarte por salvarlos, arrebatándolos, por así decirlo, del fuego, de la ruina de la que corren un gran peligro.

3. Debes tener compasión de los demás con gran temor, cuando los veas, por ignorancia o fragilidad, en peligro de caer en las trampas de estos herejes; con éstos debéis tratar más suave y suavemente, con caritativa compasión, odiando siempre y enseñando a los demás a odiar la túnica carnal, que está contaminada, sus modales sensuales y corruptos, que contaminan el alma y el cuerpo. (Witham)

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