22. Y algunos tienen compasión. Agrega otra exhortación, mostrando cómo los fieles deben actuar para reprobar a sus hermanos, a fin de restaurarlos al Señor. Les recuerda que tales deben ser tratados de diferentes maneras, cada uno según su disposición: para los mansos y enseñables debemos usar la bondad; pero otros, que son duros y perversos, deben ser sometidos por el terror. (203) Esta es la diferencia que menciona.

El participio διακρινόμενοι, no sé por qué Erasmus lo presenta en sentido pasivo. De hecho, puede representarse de cualquier manera, pero su significado activo es más adecuado para el contexto. El significado es, entonces, que si deseamos consultar el bienestar de quienes se extravían, debemos considerar el carácter y la disposición de cada uno; para que aquellos que son mansos y manejables puedan ser restaurados de la manera correcta, como objetos de piedad; pero si alguno es perverso, debe ser corregido con más severidad. Y como la aspereza es casi odiosa, la excusa por necesidad; de lo contrario, aquellos que no siguen voluntariamente buenos consejos, ¿no puede él salvarse?

Además, emplea una metáfora sorprendente. Cuando existe peligro de incendio, dudamos en no arrebatar violentamente a quienes deseamos salvar; porque no sería suficiente hacer señas con el dedo, o amablemente estirar la mano. Así también se debe cuidar la salvación de algunos, porque no vendrán a Dios, excepto cuando se los atraiga groseramente. Muy diferente es la traducción antigua, cuya lectura se encuentra sin embargo en muchas de las copias griegas; la Vulgata es, "Reprende a los juzgados" (Arguite dijudicatos). Pero el primer significado es más adecuado y creo, según la lectura antigua y genuina. La palabra para salvar se transfiere a los hombres, no porque sean los autores, sino los ministros de salvación.

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