CAPITULO XVI.

Yo mismo. Esto podría insinuar que estaba atado, aunque solo puede significar que se librará de las manos de los filisteos. (Calmet) --- No leemos de bandas en esta ocasión. Pero la pérdida de la señal de que era nazareo fue la mayor desgracia de Sansón, y lo hizo menos formidable que si hubiera estado atado con cadenas de inflexión. Al principio no se dio cuenta de su pérdida; o él mismo no estaba informado de que su fuerza dependía de la conservación de su cabello.

Cortarlo fue totalmente involuntario, por lo que, si pecó al perderlo, debemos concluir que fue culpable al ponerse en poder de una mujer, al revelar un secreto que debería haberse guardado para sí mismo. Seguramente otros nazareos no tenían tal obligación. Si un rufián bárbaro o un infiel, por la violencia, los hubiera privado de su ornamento sagrado, o los hubiera tocado con algo inmundo, se habrían visto obligados a someterse a las purificaciones legales, pero no se les podía culpar. (Haydock) --- De él, en cuanto al grado de fuerza gratuito y sobrenatural. (Menochius)

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