O esos dieciocho, etc. El Todopoderoso permitió que estas personas fueran castigadas de esta manera, para que los demás se llenaran de temor y aprensión al ver los peligros de otros, y así se convirtieran en herederos del reino de los cielos. Pero entonces dirás, ¿otro es castigado para que yo pueda mejorar? No; es castigado por sus propios delitos; pero su castigo se convierte para los que lo presencian en el medio de salvación. (San Juan Crisóstomo, Concio. 3. de Lázaro.)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad