Si no oyen, Moisés, etc. Creemos que si viéramos a un hombre resucitado de entre los muertos, que nos diga lo que ha visto y sufrido en otro mundo, nos impresionaría más que los milagros pasados, de los que oímos hablar, o las promesas y amenazas del mundo. profetas, apóstoles y nuestro bendito Salvador, que están contenidos en las Escrituras; pero es una noción falsa, una excusa vana. Los malvados e incrédulos, incluso en ese caso, encontrarían pretextos y objeciones para no creer.

(San Juan Crisóstomo, hom. IV.) --- Dirían que el muerto era un fantasma; que su resurrección no fue real; sus afirmaciones infructuosas. Cuando Cristo resucitó a Lázaro de entre los muertos, el milagro fue conocido, evidente y público; sin embargo, no encontramos a ninguno de los fariseos convertido por ella. Incluso estaban tan locos como para entrar en un plan para matar a Lázaro, para deshacerse de un testigo que se declaró en contra de su incredulidad.

¿Cuántos otros milagros no realizó ante sus ojos, que atribuyeron al príncipe de las tinieblas o a la magia? Cristo se levantó a sí mismo de entre los muertos. Este hecho fue atestiguado por muchos testigos irreprochables. ¿Y qué hacen los judíos endurecidos? Ellos objetan que sus discípulos, robando el cuerpo, persuadieron maliciosamente a la gente de que había resucitado. Tal es la corrupción del corazón humano, que una vez entregado a cualquier pasión, nada puede moverlo.

Todos los días vemos u oímos hablar de malhechores ejecutados públicamente, pero su ejemplo no tiene ningún efecto sobre los supervivientes ni impide la comisión de nuevos delitos. (Calmet) --- "Tenemos también la palabra profética más firme, a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una luz que alumbra en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca, y la estrella del día salga en vuestros corazones". (2 Pedro i. 19.) --- Podemos aprender muchas lecciones muy instructivas de esta conmovedora historia de Lázaro.

--- Los ricos pueden aprender las terribles consecuencias de ser arrebatados de las riquezas, cuando se les somete a la sensualidad, el lujo y la ambición. Los pobres pueden aprender a hacer de su pobreza y sus sufrimientos, por dolorosos que sean para la naturaleza, instrumentos para su felicidad futura, soportándolos con paciencia y resignación a la voluntad del cielo. A los primeros se les enseña que para exponer a un hombre a la miseria eterna, no se requiere nada más que disfrutar de todos loslas cosas buenas de este mundo según su propia voluntad; la segunda, que por más despreciados que sean y rechazados por los hombres, aún puedan tener valor, sabiendo que el corto día de esta vida fugaz, con todos sus aparentes males, pronto terminará; y que el día de la eternidad se acerca rápidamente, cuando cada uno recibirá según haya hecho bien o mal en su cuerpo. (Haydock)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad