Grande es el Señor, que perdona a los hombres por los méritos ajenos. Si desconfías del perdón de tus graves pecados, acude a la Iglesia. Ella rezará por ti; y el Todopoderoso, por su intercesión, te concederá el perdón que podría haber negado a tus oraciones. (San Ambrosio, lib. V. En Luc.)

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