Sobre todos los demonios; para que nadie pueda resistirlos. Porque no todos fueron igualmente fáciles de ser expulsados, como veremos en este mismo capítulo, en la persona de un niño poseído, a quien los apóstoles no pudieron curar, porque no usaron la oración y el ayuno contra él; y porque su fe no era lo suficientemente fuerte y ardiente. (Calmet)

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