Ver San Mateo xii. 32. --- De un pecado eterno; es decir, del castigo eterno. (Witham) --- Lo que aquí se llama ofensa eterna, es (como lo expresa San Mateo) aquello que no será remitido ni en esta vida ni en la venidera; palabras que no serían ciertas, dice San Agustín, si algunos pecados no fueran perdonados en el mundo venidero. Ahora bien, como ningún pecado mortal puede ser perdonado después de la muerte, necesariamente debe haber transgresiones menores, que llamamos veniales; aunque muchos de nuestros hermanos separados necesitarán tener todos los pecados para ser mortales; lo cual está muy lejos de ser un principio cómodo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad