Moisés y Elías. Jesucristo había sido tomado por el pueblo por Elías, Jeremías o uno de los profetas. Por tanto, eligió al jefe de todos los profetas para que estuviera presente, para mostrar su gran superioridad sobre ellos y verificar la ilustre confesión de Pedro. Los judíos habían acusado a Cristo de blasfemia y de quebrantar el sábado; la presencia de Moisés y Elías refutó la calumnia; porque el fundador de las leyes judías nunca habría sancionado a quien fuera un transgresor de esas leyes; y Elías, tan lleno de celo por la gloria de Dios, nunca habría rendido homenaje a alguien que se hizo a sí mismo igual a Dios, si no hubiera sido realmente el Hijo del Altísimo.

(San Juan Crisóstomo, hom. Lvii.) --- San Hilario piensa que Moisés y Elías (que representan la ley y los profetas, y que aquí dan testimonio de la divinidad de Jesucristo) serán los precursores de su segunda venida, a la que se alude en Apocalipsis, cap. xi, aunque la opinión general de los Padres es que los dos testigos allí mencionados son Enoc y Elías. (Jansenius) --- Por lo tanto, es evidente que los santos que han partido pueden y deben, con el permiso de Dios, interesarse por los asuntos de los vivos.

(San Agustín, de cura pro mort. Cap. XV. 16.) --- Porque como los ángeles en otras partes, así también aquí los santos, sirvieron a nuestro Salvador; y así como los ángeles, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, estaban frecuentemente presentes en los asuntos de los hombres, también pueden hacerlo los santos. (Bristow) --- Todos los intérpretes coinciden en que Elías apareció en su propio cuerpo, pero varias son sus opiniones con respecto a la aparición de Moisés. (Haydock)

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