Y echa fuera a todos. Como los judíos venían al templo de todas partes de Judea, los que venían de lejos no traían consigo sus sacrificios, sino que los compraban en Jerusalén. Los cambistas eran personas que prestaban dinero a los pobres para que pudieran comprar a las víctimas, etc. Pero como la ley prohibía la usura, recibieron otras frutas, uvas, etc. en cambio. Estas personas, sin duda, vieron un brillo más que humano saliendo de sus ojos, de lo contrario no le habrían permitido actuar así.

De la misma manera, los siervos del sumo sacerdote cayeron cuando vinieron a aprehender a Jesús, a estas palabras, yo soy. (Nicolás de Lyra.) --- En el templo. En esa parte llamada el patio de los gentiles, donde se vendían palomas para sacrificios, donde había mesas de cambistas, etc. San Jerónimo aquí admira esto como uno de los más grandes milagros de Cristo, que a un pobre se le debería permitir echar a los compradores y vendedores del templo, volcar sus puestos, sus mesas de dinero, etc. sin ninguna oposición. (Witham)

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