Envío de sus ejércitos. Aquí nuestro Redentor predice la destrucción de Jerusalén, por los ejércitos de Vespasiano y Tito, enviados contra ellos por el Todopoderoso, en castigo por su incredulidad e impiedad. (San Juan Crisóstomo, hom. Lxx.) --- Así el rey destruyó a esos asesinos y quemó su ciudad; porque tarde o temprano se observa que Dios ejerce su venganza sobre todos los que desprecian su palabra o persiguen a sus ministros.

Vea las miserias a las que fueron reducidos los judíos en Josefo, libro 6, cap. ix, Hist. de la guerra judía; quien declara que en el último sitio de Jerusalén perecieron 1,100,000 personas, y que la ciudad fue completamente destruida. Otros intérpretes suponen que aquí se refieren a los espíritus malignos, por quienes Dios castiga al hombre, según el Salmo lxxvii, ver. 49. (Menochius y Mandonatus).

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