Hubo un grito. Así que todos tendremos que levantarnos de nuevo al sonido de la última trompeta, para encontrarnos con nuestro juez, ya sea como las vírgenes prudentes, que teniendo su aceite listo y sus lámparas arregladas y encendidas, pronto se preparan para rendir cuentas a sus hijos. Señor; o, como los insensatos, que no habiendo provisto el aceite de las buenas obras, se ven obligados a buscarlo en el momento de ser juzgados. (San Agustín) --- Se dice que vendrá a medianoche; es decir, cuando menos se espera.

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