De la sangre de los muertos, de la grosura de los valientes, considerada como señal de gran fortaleza, el arco de Jonatán no se volvió atrás, ni la espada de Saúl volvió vacía; Ambos héroes estaban acostumbrados a obtener victorias completas, a destruir a todos los enemigos enemigos, su valentía, su destreza, era conocida por todas partes.

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