Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu Ciudad Santa, la capital que era tan querida para el corazón de Daniel, siendo la determinación del tiempo deliberadamente indefinida, para terminar la transgresión y poner fin a los pecados, para restringir el rebelión y sellar los pecados, para que no encuentren más expresión, y hacer la reconciliación por la iniquidad, para efectuar una expiación por la culpa, y traer la justicia eterna, el resultado de la expiación del pecado, y sellar la visión y la profecía, más bien, "y el profeta", porque ya no habría necesidad de profetas cuando se cumplieran las profecías principales y más grandes, y para ungir al Santísimo,el nuevo Templo espiritual del que habla Ezequiel se refiere al establecimiento de la Iglesia del Nuevo Testamento en la tierra, y especialmente a su consumación en el cielo, al final de los tiempos.

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