La vanidad de las vanidades, la más absoluta vanidad, dice el Predicador, anunciando así el tema de todo su libro, la vanidad de las vanidades; todo es vanidad, es decir, toda la naturaleza terrenal y todo lo que pertenece a las cosas temporales se ha pervertido, como consecuencia del pecado, de modo que ya no sirve al propósito original de Dios, sino a los objetos vanos del pecado.

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