Vanidad de vanidades, dice el Predicador, vanidad de vanidades; todo es vanidad.

Este puede considerarse como el único texto del discurso completo de Salomón. Él toma esto por su tema; y todo lo que sigue es una confirmación de ello. ¡Y lector! Les suplico, al pasar, que me señalen lo contrario de esta vanidad que se encuentra en Cristo. Descubrirá, en proporción exacta, que a medida que todo Salomón avanza en su tema, la prueba de la vanidad de todo lo que proviene de Cristo tiende a confirmarlo, y el contraste será de las riquezas duraderas y la justicia que se encuentran en Cristo.

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