Deja de llorar, reprime violentamente la demostración natural de dolor, no hagas duelo por los muertos, como era costumbre en Oriente, ata la llanta de tu cabeza, el adorno de la cabeza que se dejaba a un lado durante los momentos de duelo, sobre ti y ponte en tus zapatos, en tus pies, en lugar de andar descalzo en señal de un profundo dolor, y no cubras tus labios, como la costumbre decreta en tal caso, y no comas el pan de los hombres, como la gente envía comida en caso de muerte y alivió a los supervivientes de la carga de prepararse la comida por sí mismos. En todo, Ezequiel debía actuar en contra de la costumbre establecida en el caso de una muerte en la familia.

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