Y dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sean por señales y para estaciones y para días y años. El Creador creó los cuerpos de luz del cielo, asignándoles una triple función: mostrar la distinción entre el día y la noche, servir como indicadores o medios para los hombres, permitiéndoles distinguir entre las dos divisiones del día completo; para servir de signos, no solo como en el caso de los eclipses ordinarios, sino también como presagios extraordinarios; y fijar el calendario del mundo en general. Y no solo eso:

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