Por tanto, los hijos de Israel no comieron del tendón que se había encogido, que está en la cavidad del muslo, hasta el día de hoy; porque tocó el hueco del muslo de Jacob en el tendón que se encogió. Así, incluso en años posteriores, los israelitas conmemoraron la maravillosa lucha de su antepasado al apartar esta parte de la cadera de los animales como consagrada al Señor. Las revelaciones especiales de la bondad y la misericordia de Dios merecen ser conmemoradas a través de los siglos por aquellos que han recibido los beneficios derivados de tales visitaciones.

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