¿No eres tú desde la eternidad, Señor, Dios mío, Santo mío? A esta certeza se aferra el profeta; de ella deriva una confianza consoladora. No moriremos, el pueblo del Señor no será completamente exterminado. Oh Señor, tú los ordenaste a los hijos de Israel, pueblo de Jehová, para juicio, para ejecutar su juicio de castigo sobre ellos; y, oh Dios poderoso, literalmente, "Tú Roca". Tú los estableciste para corrección, para ser castigados y así llevados a la comprensión de sus pecados.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad