Pero el Señor, cuyo contraste se enfatiza agudamente, está en Su santo templo, el Gobernante en Su poderoso reino; que toda la tierra guarde silencio ante él, aguardando su juicio en silenciosa y humilde sumisión. Si toda la tierra está obligada a reconocer su majestad y autoridad, entonces la gloria y el poder del estado caldeo no pueden mantenerse a su vista.

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