Entonces el asirio, representante de la potencia mundial hostil al verdadero Señor, caerá con la espada, no de un hombre valiente, la de un campeón humano, y la espada, no de un hombre mezquino, de un adversario humano, caerá. devorarlo; pero huirá de la espada, es decir, del arma empleada por el Señor, y sus jóvenes quedarán desconcertados, serán sometidos a la esclavitud, humillando profundamente a los antiguos amos.

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