Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, invirtiendo así todos los principios de la verdadera moralidad; que ponen la oscuridad por la luz y la luz por las tinieblas, particularmente para paliar la maldad del pecado, al representar la avaricia, el lujo, la lujuria de la carne como faltas inofensivas; que ponen lo amargo por dulce, condenando a los piadosos, los hijos de Dios, como enemigos de la humanidad, y lo dulce por amargo, al pasar por alto la transgresión y así conducir a los hombres a la destrucción eterna.

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