También en tus faldas se encuentra la sangre de las almas de los pobres inocentes, de los santos y profetas que se atrevieron a reprender a Israel por sus pecados. No lo he encontrado por búsqueda secreta, un escrutinio tan cuidadoso no fue necesario en este caso, sino sobre todos estos, a causa del pecado de idolatría, que finalmente condujo al asesinato de los siervos del Señor.

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