Ahora, el Señor había preparado un gran pez, no una ballena, sino un monstruo marino especial, para que se tragara a Jonás. Y Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches, estando vivo y consciente por el poder del Señor, cuyos planes requerían un uso adicional de este profeta. En toda la historia hay muchos elementos de lo milagroso, pero no una línea que haga que la narración parezca irrazonable. Depende de nosotros creer lo que el Señor ha registrado aquí.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad