Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y ellos, atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Qué clase de hombre es éste? porque aun a los vientos y al agua manda, y ellos le obedecen.

Ver Mateo 8:23 ; Marco 4:35 . Fue al final de un día agotador que Jesús se embarcó en una barca con sus discípulos, y dio la orden de navegar a través del mar hacia el otro lado. Los discípulos, algunos de los cuales eran navegantes expertos, habiendo pasado gran parte de su vida en el lago, se lanzaron inmediatamente hacia el centro del lago.

Jesús fue un verdadero hombre, con todas las necesidades físicas de un verdadero hombre. Así que ahora, fatigado como estaba por la tensión de la enseñanza y probablemente también por el bochorno, cayó en un sueño profundo, aunque no había un cómodo sofá a bordo. De repente, una tormenta similar a un tornado cayó sobre el lago, acompañada de una agitación tan turbulenta de las aguas del mar que se abalanzaron sobre ellos por todos lados, llenando el bote y colocándolos a todos en el mayor peligro de sus vidas.

Y, sin embargo, Jesús durmió. Los poderes de la naturaleza están en Su mano. Pueden asaltar y amenazar, pero no pueden hacerle daño. Nota: Si un cristiano tiene a Jesús con él en todo su trabajo y en todo su juego, entonces está seguro a pesar de todas las amenazas de los enemigos. No se dañará ni un cabello de su cabeza sin la voluntad de su Señor. Los discípulos estaban al límite de sus ingenios. Corrieron hacia Él, lo despertaron con la ansiosa llamada de que estaban pereciendo.

Y escuchó su frenético clamor y les dio tal exhibición de Su omnipotente poder que debieron haber sentido la grandeza de su incredulidad por este motivo más que por las palabras de reprobación del Señor. Porque se levantó de inmediato y habló amenazadoramente al viento y al oleaje de las aguas. Y se detuvieron en medio de su furia. De inmediato, su fiereza desatada fue reemplazada por una calma absoluta.

Y luego vino la reprimenda de la boca del Maestro, reprendiendo su falta de fe. El efecto sobre los discípulos, que habían visto bastantes hechos maravillosos de sus manos, fue peculiar. Se llenaron de miedo ante la presencia de tal evidencia de poder omnipotente. Al mismo tiempo, se maravillaban de que Aquel que de ordinario parecía un simple hombre, que hacía tan sólo unos minutos yacía en medio de ellos en el sueño de absoluto agotamiento, pudiera dominar los vientos y el agua, y exigirles absoluta obediencia.

Jesús, verdadero hombre, es al mismo tiempo el Dios poderoso del cielo, el Creador todopoderoso del universo. Las personas que confían en Él tienen la seguridad de estar a salvo en los brazos de Aquel cuya providencia gobierna incluso la muerte de un gorrión.

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