Israel es una vid vacía, una vid floreciente y trepadora; él da fruto para sí mismo, creciendo con toda indicación de fortaleza y fecundidad, pero completamente egoísta y sin Dios en su objetivo; según la multitud de su fruto ha aumentado los altares, es decir, cuanto más Israel crece en prosperidad, más los miembros de la nación rechazan al Señor y se vuelven adictos a la idolatría; según las bondades de su tierra, en proporción a las riquezas obtenidas, han hecho bellas imágenes, estatuas de ídolos.

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