Efraín lo provocó a ira más amargamente, a pesar de todas las bendiciones que Dios había derramado sobre su pueblo; por tanto, él, el Señor, dejará su sangre sobre él, dejará a Israel en su culpa de sangre, y su oprobio volverá su Señor a él, para que sea cargado a su cuenta y guardado allí. Cuando los hombres se niegan a arrepentirse y desprecian todos los esfuerzos del Señor encaminados a su liberación del pecado y la culpa, el Señor los deja a su suerte y al castigo que ellos mismos invitaron.

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