Y la sembraré para Mí en la tierra, plantando Su Iglesia de nuevo por la operación de Su gracia divina; y tendré misericordia de la que no tuvo misericordia, la congregación de Israel; y les diré a los que no eran mi pueblo, hombres y mujeres de todas partes del mundo, escogidos por el Señor para ser incluidos en su comunión de santos: Tú eres mi pueblo; y ellos dirán, aceptando su salvación de la mano del Padre mediante la redención de Cristo: Tú eres mi Dios.

Esa es la confesión de la Iglesia y de todos sus miembros. Dondequiera que se predique el Evangelio de Cristo, se ganan miembros para la Iglesia, y la suma total de estos creyentes son la esposa de Cristo y participan de todas las bendiciones que Él ha obtenido para todos los hombres por Su redención.

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