Aunque críen a sus hijos, los que el Señor todavía les permitiría tener, los privaré, privándolos de sus hijos con la muerte, para que no quede hombre, Cf Deuteronomio 32:25 ; sí, ¡ay de ellos también cuando me aparte de ellos! Es algo terrible cuando el Señor se aparta de un pueblo con las bendiciones de Su bondad y gracia.

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