v. 14. El comienzo de la contienda es como cuando uno suelta agua, como el brote de las aguas a través de una presa o dique; nunca se sabe en qué proporciones crecerá el diluvio; por lo tanto, deje la contención antes de que se entrometa, cese antes de que se ponga en marcha el mal; porque, como en el caso de una inundación, nunca se sabe cuánto daño eventualmente se hará.

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