Pero contigo hay perdón, siendo la gracia inmerecida y la misericordia del Señor la única esperanza de los mortales pecadores, su única posibilidad de liberación y salvación, para que seas temido, por la seguridad de la misericordia de Dios, lejos de producir un sentimiento de satisfacción engreída e inclinaciones licenciosas, más bien contribuye a la santidad. No es que los creyentes que están seguros del perdón del Señor presuman Su misericordia, sino que caminan ante Él con mayor temor.

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