para que nuestros bueyes sean fuertes para el trabajo, prolíficos, pariendo terneros fuertes; que no haya allanamientos ni salidas, ningún enemigo abriendo brechas en las murallas de la ciudad, ninguna ciudad obligada a rendirse; que no haya quejas en nuestras calles, ni lamentos por las indignidades infligidas por los conquistadores crueles. Es una excelente descripción de la felicidad y la prosperidad bajo la bendición de Dios.

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