con el fin de que mi gloria, alma rescatada de David que expresa su agradecimiento por su lengua, como órgano de alabanza, te cante alabanzas y no se quede callada. Señor, Dios mío, te alabaré por siempre. Tal es la oración gozosa de todo creyente, en recuerdo agradecido de las muchas misericordias del Señor hacia él durante toda su vida.

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