Despierta, gloria mía, su alma, todo su ser debe despertarse al estado de ánimo adecuado, para alabar; despierto, salterio y arpa, o arpa y cítara, que le encantaba tocar para la gloria de Dios. Yo mismo me despertaré temprano, despertando el amanecer en su afán de cantar alabanzas, instando al sol a salir para que pueda comenzar su servicio de maitín.

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