Ezequiel 14:1-6

1 Algunos hombres de los ancianos de Israel vinieron a mí y se sentaron delante de mí.

2 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:

3 “Oh hijo de hombre, estos hombres han erigido sus ídolos en sus corazones y han puesto delante de sus rostros aquello que los hace caer en la iniquidad. ¿Habré yo de ser consultado por ellos?

4 Por tanto, háblales y diles que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘A cualquier hombre de la casa de Israel que haya erigido sus ídolos en su corazón, que haya colocado delante de su rostro aquello que lo hace caer en la iniquidad, y que luego acuda al profeta, yo el SEÑOR me dignaré responderle como merece la multitud de sus ídolos,

5 a fin de prender a la casa de Israel en su propio corazón. Porque todos ellos se han apartado de mí por causa de sus ídolos’.

6 “Por tanto, di a la casa de Israel que así ha dicho el SEÑOR Dios: ‘Arrepiéntanse y vuelvan de sus ídolos; aparten su rostro de todas sus abominaciones.

12-23, Cosechando como sembramos

Ezequiel 14:1

Es inútil acercarnos a Dios con oraciones y preguntas en busca de guía, siempre y cuando nuestros corazones estén llenos de pecados secretos y preciados ídolos. Si consideramos la iniquidad en nuestro corazón, Dios no puede oírnos. Suele suceder que cuando los hombres se proponen una determinada derrota, todo parece favorecerlos. Para un ejemplo sorprendente de esto, vea 1 Reyes 22:6 ; 1 Reyes 22:15 .

El segundo párrafo describe la inveterabilidad de su pecado. Jeremías había afirmado que la culpa de Judá era demasiado grande para ser perdonada por intercesión de Moisés o de Samuel, Jeremias 14:2 ; Jeremias 15:1 . Ezequiel agrega otros tres nombres venerados.

En los cuatro casos hipotéticos de hambruna, bestias malignas, espada y pestilencia, tales hombres sólo conseguirían salvar sus propias vidas; pero incluso en tales casos habría un remanente elegido, que se consolaría al reconocer las evidencias de la rectitud divina. Sí, al mirar hacia atrás en la historia de nuestra raza, seremos consolados; sentiremos que Dios no podría haber hecho otra cosa; cosecharemos la bendición que se ha desarrollado a partir de eventos y movimientos que habíamos entendido mal o temido.

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