Autoridad que silenció y condenó

Mateo 21:23

Nuestro Señor siempre se negó a complacer la curiosidad ociosa. Cuando un buscador ferviente de la verdad, como Nicodemo, se le acercó para conocer el camino de la vida, estaba dispuesto a dedicar tiempo y pensamiento sin restricciones. ¡Pero de qué sirvió esforzarse por satisfacer a estos hombres que se habían negado a reconocer la misión divina del Precursor! No hablarían de sus convicciones internas, debido al efecto que tendría en sus perspectivas mundanas. Para los que son como éstos, Cristo no tiene nada. A toda costa, debemos ser fieles a la luz interior, es decir, al Espíritu de Dios dentro de nosotros.

La parábola de los dos hijos enseña que los corazones duros pueden estar bajo las palabras bonitas, mientras que aquellos de quienes menos esperamos y cuyo primer saludo es brusco y decepcionante, más tarde pueden llegar a ser los discípulos más devotos y esperanzados. Si un hombre rechaza el evangelio con violencia, es más probable que finalmente lo gane que aquel que da un asentimiento cortés y fácil.

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