Esté preparado para el novio

Mateo 25:1

Tres parábolas notables ocupan este capítulo y siguen una marcada secuencia de pensamiento. En primer lugar, se nos pide que nos miremos a nosotros mismos y nos aseguremos de estar preparados para entrar en el banquete de bodas; es decir, entrar en la unión más santa y cercana con nuestro Señor. Muchos son llamados a esa unión de pensamiento, oración y servicio, pero, ¡ay, qué pocos son los que se aprueban a sí mismos como elegidos para esa intimidad interior! Debemos asegurarnos de que nuestros corazones sean puros con pureza virginal, y que la luz esté siempre encendida en nuestros corazones, a través del continuo derramamiento del aceite del Espíritu Santo.

¡Cuán maravilloso es el poder que, desde la ruidosa procesión nocturna de una boda oriental, pudo traer esta exquisita parábola! ¡La corta y cálida noche de Oriente, las diez chicas, el grito, la paz de los preparados, la angustia de los que no están preparados, el interior y el exterior de la puerta! ¡Oh bendito Consolador, que no te fallemos, como tú no fallarás a los que en su debilidad buscan tu ayuda!

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