El primer Libro de Samuel cubre un período de transición en la historia de la nación, abordando el proceso de los jueces a los reyes. La condición de la gente bajo los jueces, como hemos visto, era de degeneración.

Fue durante este período que prácticamente rechazaron a Dios como su único Rey. El clamor por un rey terrenal que siguió fue el resultado natural de este rechazo práctico. El primer movimiento del Libro trata de la historia de Samuel, el último, y en algunos sentidos, el mejor de los jueces.

Se abre con una historia simple, llena de emoción humana común. La poligamia todavía se practicaba. Elcana era marido de dos esposas, Penina y Ana. Ana, perseguida por Penina, oró fervientemente para que ya no se quedara sin hijos, y juró que si se le concedía un niño, él sería consagrado al Señor. La consagración prometida fue doble. Iba a ser de por vida. Como levita e hijo de levita, sería llamado a prestar un cierto período de servicio, pero antes de su nacimiento su madre lo dedicó de por vida.

Su voto, además, cubría no solo la duración de este servicio, sino su carácter, ya que ella prometió que él sería un nazareo. Su oración fue respondida y cumplió su voto al presentar al niño a Jehová.

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