Esta última palabra sobre los resultados de la reprobación conduce naturalmente a la parte de la profecía que trata de la razón de la misma. Esta razón se expone primero en dos cifras generales; segundo, en forma de acertijo; tercero, como respuesta a una excusa falsa; y, finalmente, en un gran lamento.

Las figuras eran familiares porque habían sido utilizadas por antiguos profetas. La primera figura fue de la vid. Se declaró su inutilidad como árbol. No proporcionó madera que los hombres pudieran trabajar, ni siquiera un alfiler en el que colgar una vasija, el significado más evidente de esto es que el único valor de una vid es su fruto. Qué peor que inútil es cuando se quema.

La aplicación de la figura se hizo inmediatamente a los habitantes de Jerusalén, quienes iban a ser entregados al fuego por su transgresión. La conexión de esta profecía con el cántico de Isaías es evidente. Según ese cántico, el juicio contra los hombres de Judá se debió al hecho de que cuando Jehová buscaba uvas, producían uvas silvestres.

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