La segunda división del Libro contiene los mensajes del profeta sobre la reprobación de la nación elegida. Estos se dividen en tres partes. En el primero, mediante el simbolismo y el habla, describió los resultados de la reprobación. En el segundo declaró su razón. En el último proclamó su justicia. Los resultados de la reprobación se expresaron primero simbólicamente en cuatro signos. Estos fueron seguidos inmediatamente por denuncias generales. Finalmente, la causa del juicio venidero y su proceso fueron tratados en profundidad.

En el presente capítulo se describen tres de los signos. La primera fue una loseta en la que se encargó al profeta que representara una ciudad. Alrededor de esto, iba a representar el proceso de asedio. Una vez hecho esto, debía colocar entre él y el modelo una pieza plana de hierro. Esta señal tenía la intención de predecir la toma de Jerusalén por un ejército, por la voluntad y bajo la dirección de Jehová, cuyo representante en la señal era Ezequiel.

El segundo signo consistió en una postura. Durante 390 días se le ordenó que se acostara sobre su lado izquierdo y durante cuarenta días a su derecha, profetizando contra Jerusalén durante todo el período. Fue un proceso largo y tedioso de soportar la iniquidad de la casa de Israel en el sentido de confesarla, y así revelar la razón del asedio y el juicio.

La tercera señal era la comida que debía comer durante el período. Debía ser de los más simples y escasos, y cocinarse de tal manera que indicara impureza. La señal tenía la intención de predecir el hambre y la desolación que acompañarían al juicio contra Jerusalén.

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