Los tres primeros versículos constituyen una portada que nombra al autor y da las fechas del período durante el cual ejerció su ministerio. El Libro comienza con el relato del llamado de Jeremías, y de inmediato revela la claridad de ese llamado y su rechazo a la gran obra. Jehová soportó con gran paciencia el temor de Jeremías y lo animó con palabras y señales. Es interesante notar cómo el "yo" de Jehová se puso frente al "yo" de Jeremías.

Se le concedieron dos signos, el primero, el almendro, siendo vida en medio de la muerte, o primavera siguiente al invierno. En un día en que la palabra del Señor parecía haberse olvidado por completo, Jehová declaró: "Velo por Mi palabra para cumplirla".

El segundo fue un caldero hirviente, la señal de la destrucción venidera. Después de estas señales, a Jeremías se le dijo la palabra del mandato divino, y se le prometió una fuerza equivalente a la tarea que le esperaba.

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